martes, 3 de marzo de 2009

Lleve su zopilote pa´l cáncer!



R. Soberanes /@rodsantin

Hace 29 años, la desesperación llevó a la familia Cano, de Coacoatzintla, a un lugar de la ciudad de México donde vendían un extraño té, que según habían escuchado, curaba el cáncer. Hoy en día la receta de la bebida está en poder de doña Isabel Cano, “doña Chavelita”, quien recibe cada semana a decenas de enfermos provenientes de distintos puntos de Veracruz y otros estados.

Sentada en el sillón de la sala de su casa, en Coacoatzintla, la fabricante de la bebida contó sobre numerosos casos de conocidos que se han curado de esta enfermedad, algunos de ellos parecían salidos de un cuento. En este entramado de historias tomamos la de un señor desahuciado parado a las puertas del Centro Estatal de Cancerología y se encontró a un hombre de quien recibió la recomendación del remedio, le indicó la dirección de doña Chavelita y además le dio dinero para tomar un taxi hacia Coacoatzintla. El relato termina con la curación del enfermo.

Hay otra historia más cercana y concreta, el de Isabel San Gabriel Cano, cuñada de doña Chavelita. En su casa ubicada en la avenida Lázaro Cárdenas de Xalapa, nos recibió acompañada de su esposo, la pareja estaba preparada para dar credibilidad a su caso a través de un documento amarillento y roto por los dobleces firmado por la doctora Bertha Elvia Cocotle Ronzón, del Centro Médico La Raza de la Ciudad de México con fecha de 21 de julio de 1979:

“Tres fragmentos de tejido blanco, café amarillentos, semifirmes, irregulares. En conjunto miden 0.8 cm”. Y al final, el diagnóstico histopatológico decía: “Carcinoma infiltrante queratinizante del cerviz uterino”. Le acababan de informar que sus días estaban contados.

Asegura doña Isabel San Gabriel que tras recibir la noticia, consultó a otro especialista, “al doctor Muñoz López Domínguez”, quien confirmó la mala noticia y le calculó sólo dos meses de vida, hasta septiembre. Así, con dos meses de vida por delante, la paciente hizo lo común en los enfermos cuando ya no ven la salida a su padecimiento: rezar y “buscar remedios milagrosos”: primero acudió al pasaje de la Biblia Isaías 38 y después a lo segundo, a la medicina no tradicional.

Un familiar de ellas, el doctor, Rafael Cano, vio en la mesa de su casa ese papel que la sentenciaba, y le pedió que regresara a la Ciudad de México, a la calle Canal San Juan 67, “das vuelta en la gasolinera Pabellón, llegas y preguntas por el señor Rogelio”, recuerda Isabel San Gabriel.

Se hizo acompañar por su esposo Cirilo y su cuñada, que a la postre habría de ser la heredera de la receta. "Nos sentamos en un garage, comenzaron a llegar mas personas, llegó un señor con una jarra y nos repartió a todos el te”. Recuerda en particular a una señora “con la pierna negra negra negra” a punto de someterse a la amputación” que le dijo de buen humor: “aquí no hay muerte”.

Mientras tanto, cuenta doña Chavelita sobre aquel momento que “el señor nos apartó y nos dijo que mi cuñada se iba a curar siempre y cuando se tomara el té con todas las instrucciones". A los pacientes les decían que se iban a tomar “un chocolatito” y no una bebida preparada con el cuerpo de un ave de rapiña. Más tarde, en un día del año 1979, el señor del té, "el señor Rogelio" llegó a Coacoatzintla con una caja de sopa llena de remedios, la visita tenía el propósito de enseñar a doña Isabel Cano, la manera de preparar la bebida.

-¿Cómo se prepara, doña Chavelita?.

Lo pensó algunos segundos y respondió: "la gente cree que se le dejan las tripas, la cabeza y todo eso, pero no, el animal se lava bien. Se le ponen varias hierbas y se hierve. Todo cuenta, las cantidades y hasta el tamaño de los trozos de la leña", fue toda su explicación.

-¿Qué tiene el zopilote que cura a las personas?.

“El zopilote tiene muchas propiedades, tiene mucho anticuerpo. Imagínese que come pura cosa envenenada y no se muere”, respondió.

Cuidadosa al escoger sus palabras, doña Chavelita comentó que la forma en que se toma, también tiene que ver el grado de avance de la enfermedad, dependiendo de eso es cómo se dosifica y cómo se sirve: “si tiene un tumor se toma caliente, si tiene leucemia se toma tibio”. Además, afirma que tiene ciertos clientes que le ayudan con la parte más difícil que es la captura de las aves, en especial "un cliente de Cardel".

"Zopilote" significa en Nahuatl "ave que revolotea sobre la basura", es un animal que asociamos con la muerte, que come desechos y cadáveres, pero en México esta ave de aspecto siniestro ha servido como remedio para curar enfermedades. Textos sobre prácticas de medicina no tradicional hablan –por ejemplo- sobre la utilización de las plumas del zopilote para curar heridas de la piel.

Doña Chavelita se dedica desde hace casi tres décadas a vender té preparado con zopilote como remedio para el cáncer, de hecho, al acudir a platicar con ella, la puerta de su casa fue abierta por una jovencita que es hija de una paciente que tenía cáncer en la matriz.

En el mismo entramado de historias nos comentaron de casos de ayuda a enfermos de VIH/SIDA "que vienen del Puerto de Veracruz", o de afectados por la tuberculosis, siempre bajo el simple argumento de que el zopilote fortalece el sistema inmunológico y que al someterse al tratamiento los pacientes tienen que estar plenamente convencidos de que su curación aún es posible.

Tanto doña Chavelita como Isabel San Gabriel hablan, cada quien desde su casa, sobre casos de muerte con una familiaridad especial, esa que se le atribuye a los mexicanos para lidiar con el fin de la vida.

Tantos años de vender la bebida curativa le ha valido que la gente de su pueblo la vea como bruja, "pero yo de eso nada", se defiende, efusiva. Para ella la curación depende de la fe que tengan las personas y se asume como alguien que tiene a cuestas la responsabilidad de lidiar con una de las enfermedades más mortíferas. Para eso, ha tenido cuidado de no lucrar con el remedio, pues –recalca- se trata antes que nada de un asunto de fe. Sin embargo, como en el terreno de los grandes comercios, el producto se le escapó de sus manos gracias a una cliente que la convenció de que la enseñara a prepararlo, “una tal Cira… no sé qué” que a la postre puso su negocio en Poza Rica, “y ahora ella tiene lo que yo no tengo” porque vende el litro a 75 pesos, casi al doble.

Según un precepto de la medicina naturista, un principio fundamental para que los remedios funcionen es una adecuada "sugestión". Dependiendo de esta la curación puede funcionar o no. Doña Chavelita reconoce que ella requiere del total convencimiento por parte de los enfermos que cada fin de semana llenan su patio (de unos cinco metros de ancho por 20 de largo). Durante la semana, tal y como lo comprobamos, abre la ventana de su sala y se asoman las cabezas de los clientes pidiendo, galones en mano, que les surtan el té.

El éxito del remedio ha trascendido a otras esferas y no solo son las personas de escasos recursos las que recurren al él. Pasó por su memoria una larga lista de enfermos, recordó que entre ellos se encuentra uno que aseguraba ser familiar del ex presidente Ernesto Zedillo. Al notar los resultados, este personaje le sugirió que patentara la bebida, pero “hacerlo patente implicaría ponerle químicos y darlo caro, y yo no quiero eso”. Además de "las gentes del ex presidente Zedillo", han llegado a su casa otras "muy fufurufas que decían que eran gentes de Miguel Alemán".

Al final de la plática, la sala estaba llena de familiares, le pedimos una foto a doña Chavelita. Accedió a posar tomándose el primer vaso de té de su vida.




Nota para los interesados: Si vienen desde el DF, tomar la carretera hacia Xalapa. Después de pasar Perote, Las Vigas y La Joya (casi llegando a Xalapa) hay una desviación hacia la izquierda a una carretera que va hacia Naolinco. son unas bajadas y curvas pronunciadas. Como a 5 km llegarás a Coacoatzintla. La familia que hace el preparado vive en la calle principal. No tengo la dirección exacta pero si le preguntas a cualquier lugareño, seguro de indica. Es un pueblo pequeñito.

Saludos y suerte.

Rodrigo.