(Publicado también en www.revistaera.com)
Era 1989 y
Veracruz era gobernado por el mandatario interino Dante Delgado
Ranauro. Ese año hizo volver a los Tiburones Rojos al fútbol de primera
división nacional con dinero público.
Era un
club armado al vapor por Bora Milutinovic (director deportivo) y Héctor,
El Capi Sanabria (director técnico) con jugadores de renombre pero
cercanos al retiro como Eduardo Moses, Omar Palma y Jorge Comas.
Los malos
resultados fortalecían la tesis de que los Tiburones Rojos eran los
candidatos a descender a la Segunda División y Sanabria era despedido
del equipo a las pocas jornadas de iniciado el torneo 1989-1990.
Cuando el
uruguayo Roberto Matosas tomó la dirección del equipo, llegaron los
buenos resultados, y a mitad de temporada el fenómeno social ya tenía
nombre: Tiburomanía.
A mitad
de temporada, Dante Delgado disfrutaba de la aceptación social en todo
el estado, incluyendo las comunidades, recuerda Roberto Matosas:
"Iba de
gira de trabajo por lo pueblos y la gente en vez de pedirle alumbrado,
pedirle saneamiento y pedirle obras públicas, le decían que había apoyo
para que el equipo si necesitara alguna colaboración económica, ellos
estaban dispuestos a darla".
Los ídolos
En un
rancho de Coatepec, Diego, un niño campesino llegado desde Chiapas,
pateaba una pelota sin aire. Jugaba a ser Eduardo Moses y correr muy
fuerte por el lado derecho de la cancha para "mandar centros".
Escuchaba
los partidos con un aparato de radio de pilas y gozaba con la pieza de
chunchaca Vamos Tiburones al Ataque (quiero ver jugadas que aplaudir,
con tus goles quiero sonreír...).
En Boca
del Río, el propio ex delantero Lalo Moses recuerda: "Ver un partido de
los Tiburones Rojos era todo un acontecimiento en la ciudad, conseguir
un boleto, más difícil. Entonces se fue creando un fenómeno social. En
otros equipos jugabas con cinco mil personas, aquí eran los que nos iban
a ver entrenar".
Jorge
Comas, delantero zurdo, veloz y atrevido, le contagió a miles de niños
su look de pelo corto y largo abajo de la nuca, y se convirtió en el
ícono que la afición iba a ver jugar al estadio Luis Pirata Fuente.
"Se corta
el pelo a la Comas", decía un anuncio de la peluquería El Pillo, donde
se ufanaban de haber diseñado el corte del ídolo argentino, lo cual, por
cierto, era mentira.
"Estábamos
una o dos horas firmando autógrafos después de cada entrenamiento",
recuerda el ex delantero y goleador de Vélez Sarsfield y Boca Juniors,
en Argentina.
Pan y circo
El
politólogo y catedrático universitario, Carlos Ronzón Verónica, opina
que la premisa "pan y circo al pueblo" acuñada en tiempos del imperio
romano, sigue vigente, y que el fútbol es un catalizador social
utilizado por los gobernantes con fines políticos.
El 30 de
mayo pasado, el gobernador Javier Duarte de Ochoa encabezó una rueda de
prensa en el estadio Luis Pirata Fuente con el empresario y ex diputado
del PRI, Fidel Kuri Grajales, el dueño de los Tiburones Rojos.
Duarte
dio un mensaje previamente preparado (Fidel Kuri, no) en el que enfatizó
el hecho de que él, como gobernador, le había prometido al pueblo traer
un equipo de primera división a Veracruz.
Fidel
Kuri era dueño de los Reboceros de la Piedad y ganó el derecho a
ascender por la vía deportiva al ganar el campeonato de la Liga de
Ascenso. Esto después de un periplo por Coatzacoalcos, Orizaba y
Veracruz donde sus equipos siempre dieron una buena imagen.
Pero, Javier Duarte dijo ese 30 de mayo:
"Como
gobernador, y desde antes, me comprometí con los veracruzanos a traer a
los Escualos de regreso a la ciudad de Veracruz. Yo les puedo decir,
palabra cumplida".
Sobre esto, el politólogo Ronzón Verónica opinó:
"Lo trajo
(el equipo) como factor mediático en un momento en el que su
popularidad está sumamente dañada por poner en peligro el proyecto
estrella de Enrique Peña Nieto, que es el Pacto por México".
El
especialista se refirió al escándalo de unos vídeos publicados por el
Partido Acción Nacional (PAN) donde aparecen funcionarios planeando
desviar recursos para las campañas.
Tiburones errantes
A José
Valdez, aficionado desde los ocho años que viajaba desde Piedras Negras,
Tlalixcoyan, hacia Veracruz cada 15 días para ver los partidos, no se
le escapan detalles de la Tiburomanía.
"La
franquicia regresó a Veracruz en 1989 después de 10 años de no tener
ningún equipo. En ese entonces, compraron la franquicia de los Toros
Neza", recuerda. .
"Era un
proyecto encabezado por...", "con jugadores como...", "Ese año se
instauró el término Tiburomanía..", dice el aficionado durante el
recorrido de sus recuerdos, en el que casi no se le puede interrumpir
para alguna pregunta.
"Eran
unas invasiones tremendas (de aficionados) a la ciudad de México y
Puebla. Eran caravanas de autobuses" en las que él, de niño, era llevado
por su padre, en la que los noticiarios deportivos nombraban, la marea
roja.
Los
Tiburones se mantuvieron en la Primera División hasta la temporada
1997-1998, cuando ya no quedaba huella de ese arrastre popular que
incluso utilizó Dante Delgado en 2004 cuando fue candidato a gobernador.
"Permanecieron
en Segunda División por cinco años hasta que volvieron por méritos
deportivos, la única vez que lo han hecho", recuerda José Valdés en su
repaso histórico.
Después
"llega la franquicia de Irapuato ese mismo", luego llegó la figura Ángel
Matute Morales, "que llevó a semifinales al equipo para perder con
Morelia. Con más de cinco mil aficionados en Morelia".
Con el
jugador Cuauhtémoc Blanco y la afición de los Tiburones Rojos vuelven a
llenar estadios ajenos y consiguen el liderato general, que no sirvió
más que para llegar a la primera etapa de la liguilla. Perdieron con los
Pumas.
Corría el
sexenio de Miguel Alemán Velasco. El "dueño" del equipo era el
empresario de la tauromaquia Rafael Herrerías, desposeído de la
franquicia con el próximo gobernador, Fidel Herrera Beltrán.
Herrerías
fue acusado por la Comisión de Vigilancia del congreso Local por
presuntamente haber recibido dinero público para comprar las cartas de
jugadores como Kleber Boas y Romagnoli.
José Valdés recuerda que "ese fue el último equipo competitivo, y en 2008 volvió a ir al descenso. Hasta hoy".
Fútbol y política
El 30 de mayo, Duarte remató su discurso:
"Veracruz
vive un nuevo impulso respaldado por el apoyo solidario del presidente
Enrique Peña Nieto. Él sabe que el deporte es una palanca para
fortalecer nuestro tejido social. Actuando unidos los veracruzanos
podremos alcanzar todo lo que nos proponemos. Veracruz está en
movimiento, son tiempos de jugar unidos para transformar a México",
soltó el gobernador ante el silencio de Kuri.
El
empresario habló hasta que los reporteros le hicieron preguntas.
Respondió a cuestionamientos sobre temas administrativos y deportivos,
habló de sus aspiraciones como empresario y de su alegría de volver a su
estado.
Y, la única oración que soltó sin que alguien le hiciera una pregunta expresa fue:
"Siempre
hay un diablillo que se nos mete por este lado. No podemos dejarnos
llevar por la gente que quiere politizar este tema, aquí es fútbol y
vamos a hacer las cosas bien".
Ronzón
Verónica se cuestionó: "¿Qué tanta rentabilidad se obtiene, qué tanto se
traduce en votos un equipo de fútbol? Si al equipo le va bien, el
equipo es de todos, si no, no. Tiene ese doble efecto".
El aficionado José Valdés opina:
"La gente
aquí en Veracruz es muy fiel. Nosotros que hemos tenido un equipo
siempre armado al ahí se va y a ver qué sale, teniendo jugadores que
estén en la cancha y se rompan la madre, con eso nos conformamos".
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