domingo, 22 de febrero de 2009

La informalidad también es de cuello blanco

R. Soberanes
 
Dicen las cifras de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) de México, se encuentra en la "informalidad", es decir, más de la mitad de los trabajadores no contribuyen con impuestos a las finanzas del país.
 
Los comerciantes ambulantes que copan las principales calles de cada ciudad son los que catalogamos como informales. Los vendedores de piratería, ropa, tacos, antojitos, volovanes, artículos electrónicos, los limpiaparabrisas; cualquier persona que se gana la vida en la calle. Sobre ellos van los señalamientos y los operativos de las autoridades para reubicarlos y meterlos en el orden.
 
Durante el presente año, como en los anteriores recientes, el empleo informal es una alternativa viable debido a las dificultades que presenta la economía mexicana para acceder a trabajos bien remunerados (o al menos remunerados), debido a que, si bien se espera un crecimiento del 2 por ciento en empleo, eso no significa que existan mejoras en los salarios.
 
De acuerdo con la OCDE, cuando se habla de aumento de puestos de trabajo (530 mil para 2008, según el INEGI), se debe tomar en cuenta que se trata de "empleos precarios y/o débilmente remunerados". La organización internacional documenta otras razones de preocupación en cuanto al empleo.
 
Son razones que afectan principalmente a los jóvenes que recién pretenden integrarse a la PEA, las mujeres y a las personas que sufren racismo: "(Hay) obstáculos como los comportamientos discriminatorios que limitan el acceso al empleo".
 
Es así como explica la OCDE que tantos mexicanos busque por su cuenta la manera de ganarse la vida, sin embargo, hay un matiz en torno a la "informalidad".
 
Para el ex director del Colegio de Contadores de Veracruz, Arnulfo Rueda, este es un tema mal entendido, puesto que los informales no solo son los comerciantes ambulantes, pues los hay también sentados tras un escritorio, al frente de las grandes empresas u ostentando cargos públicos de importancia.
 
Ellos realizan operaciones millonarias que no dejan registro ni ganancia alguna para el Estado Mexicano, además, tampoco aparecen en los censos que realiza el INEGI. Rueda habló de compra-venta de bienes inmuebles, de antros, centros de masajes, renta de locales, venta de mercancías chinas que necesariamente pasan por las aduanas.
 
"La informalidad es apartarse de la regla, de la norma, en este caso de las normas fiscales y del aspecto económico. Aquellos que llevan a cabo una operación de compra-venta y no hay una factura de por medio, no se expiden comprobantes tal y como lo establece el Código Fiscal de la Federación, están en la informalidad. Eso nos es captado para pagar impuestos, y menos aún si es en efectivo, ¿cuándo lo va a captar el gobierno? difícilmente".
 
Así, hay distintas actividades que se realizan al margen del sistema de recaudación, para lo cual, "entra el concepto de corrupción. Siempre hay un abogado de por medio",  la diferencia es que los locatarios que se colocan en las banquetas, trabajan frente a todo mundo y no pagan sus impuestos, mientas que los de "cuello blanco", lo hacen distinto, ellos hacen "planeación".

Los locatarios tienen un líder que negocia con las autoridades, ellos se movilizan si es necesario para conseguir espacios de venta, venden artículos pirata, que de vez en cuando les decomisan mediante operativos que se publican en los medios de comunicación, y al día siguiente la mercancía se repone como por arte de magia.

Intentar platicar con ellos es casi imposible. Acostumbrados a la hostilidad, tienen ya ensayados los pretextos para no hablar. La mayoría dice que sólo son empleados en sus puestos y no pueden hablar; la hija de la líder de los locatarios de la avenida Díaz Mirón, dijo que no la conocía, no sabía quién era. Así se comportan porque los señalados son ellos, aunque no son los únicos que viven en la "informalidad". Pero, ¿qué pasaría si todos los pequeños comerciantes informales entraran a régimen de pago de impuestos?

En opinión del contador, el hecho de que los comerciantes ambulantes estén fuera del régimen de contribuyentes, no representa mayor problema para el estado, puesto que la cantidad que ellos podrían aportar es mínima, y así sean muchos por todo el país, no es comparable con la sangría que representan las grandes operaciones monetarias que se hacen a la sombra.
 
"Se habla de informal con los vendedores ambulantes, a los que están en las banquetas, pero es un sector que si bien es cierto que genera compra, venta y flujo de dinero, no considero que represente realmente el problema de la proporción que se le da, se magnifica".
 
Dentro de los propios gobiernos, en todos sus niveles, también se da la informalidad. Ocurre -dijo- cuando se asignan los servicios a empresas particulares por medio de licitaciones poco claras que violan la ley deliberadamente.

"Ahí caemos en un aspecto de la informalidad que raya en lo que se aparta aún más de los preseptos de la ley, que eso viene siendo algo fuera de lo lícito y genera necesariamente que lo tengan que manejar de esa forma y por lo tanto no es sujeto de contribuciones porque no se ajustan en el marco legal.
 
-¿Son operaciones sin rastro que generan dinero para los servidores públicos?
 
Así es, considero yo que ese tipo de informalidad, es la que debería de ser parte (del régimen fiscal). Eso contribuye a que de alguna forma no se especifique lo que en sí podrían ser los sectores que realmetne contribuyen a una informalidad que afecta al país.

El valor del ambulantaje

A los pequeños comerciantes que se ganan la vida solos, les es muy difícil darse de alta como contribuyentes por la cantidad de requisitos que se les exigen y por que no están preparados para someterse a un régimen burocrático. Son los "altos costos y muchas veces la ignorancia" factores determinantes. "En México, el régimen fiscal desalienta la formalidad".

Sin embargo, no todo termina ahí, puesto que su existencia, a decir del contador público, tiene otra razón de ser e involucra otros intereses, el principal de ellos el político, puesto que representan un grupo grandes de personas organizado y que puede tomar directrices en común. Es decir, son un botín político.

"-Representan votos?
 
Si, se organizan a través de grupos y es de todos conocido que para tener ciertas prerrogativas en su negocio, tienen que estar organizados de alguna forma y esto obedece a situaciones políticas de cada entidad".

-¿Que pasaría si todos ellos entraran en el régimen hacendario, con las pensiones?.

-Nada. El gobierno no se beneficiaría tanto y sí se vería obligado a dar un servicio.

Hay otro gran sector de trabajadores que, si bien contribuyen con grandes cantidades de pago de Impuesto al Valor Agregado (IVA), no cuentan con ningún tipo de contrato ni seguridad social, con lo cual, tampoco cotizan en el régimen de pensiones. Son los que prestan servicios por honorarios.

Para el ex director del Colegio de Contadores, el incremento de trabajadores que dan recibos de honorarios obedece a estrategias de "planeación fiscal". En este sentido, opinó: "Más que empleo informal, se le puede considerar como no ajustarse a la formalidad", y sentenció: "en el caso de los contribuyentes con capacidad aconómica más fuerte, se llama planeación fiscal, y en los contribuyentes con capacidad pequeña, se llama evasión".

jueves, 12 de febrero de 2009

El día de la bestia en la Perla de la Cuenca


R. Soberanes

Pasadas las once y media de la mañana, doblaron las campanas y tronaron los cohetes. El primero de 10 toros destinados al martirio, caminaba por el río Las Mariposas alzando la cabeza lo más que podía para respirar. Lo conducían amarrado del cuello los cuenqueños triunfadores de la regata previa. A la orilla del río, en la "Perla del Papaloapan" esperaban miles de turistas dispuestos a envalentonarse ante los indefensos animales, moviendo sus caderas al ritmo del regaeton, cortesía de una conocida marca de cerveza.

El cotidiano silencio sepulcral del pueblo abrazado por Veracruz como uno de sus máximos valores, fue interrumpido por el estruendo de la fiesta, por visitantes distinguidos llegados desde las otras nueve ciudades mexicanas declaradas patrimonio cultural de la humanidad, por las coplas y versos inspirados en los puntos más recónditos del estado explayados en las tarimas sacudidas por los tacones de los bailadores, en la plaza Doña Martha.

Pero también hubo regaeton junto al río, miedo a las botellas voladoras lanzadas por los rijosos y el impactante suplicio de los toros que cruzaban el río forzados por los conductores de las lanchas que, victoriosos tras la tradicional regata, amarraban a los animales por los cuernos para llevarlos a tierra, donde la muchedumbre los esperaba para recibirlos en su frenesí.



El río emanaba olor a diesel, decenas de lanchas agitaban las aguas del Papaloapan, los restaurantes, las azoteas y las calles de Tlacotalpan estaban abarrotados, los jinetes con sus lazos esperaban sobre sus caballos a que apareciera bufando del esfuerzo el primero de los animales. La sangre estaba por derramarse, comenzaba la barbarie.

Mientras los toros salían del río uno a uno, y las piernas postradas a orillas del río temblaban de la emoción, un grupo de tlacotalpeños se congregaban en el centro del pueblo, en Los Portales. Muchos de ellos portaban leyendas en su vestimenta con frases alusivas: "Yo cuido a los toros". Al mismo tiempo, los animales comenzaban a sangrar quemados por las cuerdas lanzadas por los jinetes y por las heridas propinadas por los orgullosos "valientes" que lanzaban objetos y, para el mayor de sus deleites, tomaban al toro por el rabo para hacerle un nudo y enseguida escapar huyendo de la desesperada reacción del animal.

La alcaldesa de Tlacotalpan, Esperanza Burela Villegas, quien observó el transcurrir de la jornada desde un palco del palacio municipal, declaraba triunfal que no había toros lesionados, mientras decenas de asistentes lucían orgullosos sus manchas de sangre, no de ellos, sino de los jadeantes animales, desorientados y bañados por los desperdicios de cerveza que les lanzaban con inexplicable saña. Tan imponente era el tamaño de los animales como evidente su mansedumbre y su rechazo para embestir como animales de corral que son.



Mientras las bestias y los toros protagonizaban el acto de barbarie, la Virgen de la Candelaria, vista como un ser divino, pero a la vez viviente y conciliador de almas, esperaba encerrada en su estatua, en el templo que lleva su nombre, para ser ataviada a las cinco de la mañana y dispuesta a bajar de su atrio y salir a "saludar" a quien quede despierto (los lugareños la esperan con fervor y el horario y el sufrimiento de los cuerpos deshidratados no son obstáculo, aseguran) y pasearse por las calles de este pueblo de ensueño, lugar de pescadores, decimeros y agricultores que esperan a los honores de la hermosa Candelaria, identificada con la deidad prehispánica de la Cuenca, la diosa acuática que habita en el río y bendice la pesca y la agricultura.

Cuentan que en 2005, fue imposible sacar del templo a la deidad de la Cuenca. Quedó ella vestida de seda y alborotados todos ellos, y se sobrevino una desgracia digna de ser recordada para en la posteridad: llegó el huracán Stan y desbordó el Papaloapan, perdiéndose miles de hectáreas de cosecha, matando otros tantos animales y causando importantes daños materiales entre las pertenencias de los tlacotalpeños.
Mientras tanto, en el plano terrenal, comenzaban a fluir los datos sobre los primeros caídos. Según el reporte de Protección Civil, hubo 12 heridos por los toros entre las 50 mil personas congregadas y sólo uno de ellos recibió cornada. Según lo que todos vieron, 10 toros fueron brutalmente lastimados por la muchedumbre, envalentonada por el alcohol y por el deplorable estado de los animales.

Al mismo tiempo, en el escritorio de la alcaldesa, “en lugar del Plan Municipal de Desarrollo, tenía dos cervezas en una bolsa, con el plástico que sostiene el six de chelas”, dijo uno de los reporteros que habló con la edil. Doña Esperanza Burela clamaba con fervor que ella misma fue a traer a los toros en una lancha y se cercioró de que ningún animal estuviese herido.

A sólo unos metros de su oficina, frente a Los Portales, un toro fue amarrado de los cuernos a los bambúes dispuestos a manera de protección en las cantinas. La saña se cebaba más aún con el cansado animal, para deleite de los turistas y enojo de un grupo de tlacotalpeños que se desgañotaban para que soltaran al animal. “Por eso hacen mala fama a Tlacotalpan”, dijo Rebeca Carvajal, montada en cólera. Ella aseguró que quienes maltratan a los animales, son visitantes de la región, pero no los lugareños.

"Naranja dulce fresca y jugosa" gritaba en el parque un “corneado” (por el toro) sobreviviente de la fiesta de 2008. "¡Que este año tampoco se muera!", le contestan los tlacotalpeños, "si no, ¿quién va a vender jugo de naranja?", un alimento bueno para el día siguiente de la fiesta.

En otro punto del pueblo, algo extraño pasó por la mente de una persona que decidió cargar a un perro y aventárselo al toro, algo largamente celebrado por quienes lo presenciaron. Otro animal, tras ser desatado por los jinetes, caminó errante hacia el río y se sumergió, tras de sí, dejó a unas seis personas con el alma en un hilo revisando sus teléfonos celulares empapados y buscando sus zapatos y chanclas que habían quedado flotando tras el chapuzón. Ellos estaban empapados y lanzando injurias.

Mari Carmen García Elías, presidenta de Unidos por los Derechos de los Animales, explicó que las vacas y los toros no pueden controlar el esfínter anal, con lo cual, al estar nadando estresados, les entra agua en los intestinos, así, al llegar a la orilla y comenzar el encierro, ya llevan el vientre inflamado de agua y se les dificulta correr cuando reaccionan a las provocaciones de la turba.
La comunidad de Tlacotalpan convino que a las tres de la tarde (dos horas antes de lo normal), los animales habrían de ser encerrados y trasladados a sus lugares de origen.

lunes, 9 de febrero de 2009

La mala suerte de encontrar un tesoro

R. Soberanes

Bautizaron al tesoro como "Las Joyas del Pescador" y al autor del hallazgo lo metieron a la cárcel dos veces, la primera por "despojo a la nación" y la segunda no se sabe, aunque sí hay versiones de ello. El Baluarte de Santiago del Puerto de Veracruz alberga una maravillosa exposición de 42 piezas de oro prehispánicas y la Playa Norte alberga la palapa donde trabaja para sobrevivir con dificultades el pescador sin joyas, el que encontró las piezas, Raúl Hurtado.

Entre las decenas de palapas de la Playa Norte a la que llegan bañistas que estacionan sus coches, camionetas y trailers junto al mar y que ofrece un paisaje diferente al del Puerto de Veracruz comercial, se encuentra el negocio del famoso pescador, el que en 1976 encontró unas joyas prehispánicas en el fondo del mar mientras buceaba para capturar pulpos.

El Pescador se dedica a la pesca de pulpos desde pequeño "sin utilizar oxígeno artificial", aclara la esposa de Raúl Hurtado, doña Magdalena Aguilar. Fue así, buceando, como encontró las joyas, un suceso que atrajo al gobierno y le dio a la familia Hurtado una vida con algunas penurias, incluyendo dos estancias en prisión y el coraje de vivir con dificultades económicas aún cuando tuvieron en sus manos nada menos que un tesoro prehispánico, hallazgo que las autoridades exhiben sin hacerlos partícipes de los beneficios que se obtienen.

Miguel Campoamor, “el campechano” tiene 57 años y también ha sido pescador de toda la vida, él es conocido de Raúl Hurtado y vivió de cerca la experiencia del hallazgo. Según recuerda, cuando apareció el tesoro, éste era más extenso del que se exhibe en el Baluarte de Santiago, incluso, recuerda una escena de los hijos de don Raúl jugando a los coches con lingotes de oro.

“Los niños jugaban con ellos, los amarraban y los arrastraban ahí en el patio pensando que era cobre, porque el oro cuando está en el mar queda rojizo, por la calidad pura, 24 (quilates) que era lo más puro”.

El campechano supone que los lingotes, “bastantes, unos 10 o 12”, fueron a dar con el joyero que hizo el trato con Raúl Huerta para fundir las piezas y venderlas (quien también estuvo preso) en su precio en oro, pero ese no es un hecho fehaciente pues también señaló que en aquellos tiempos las autoridades policiales eran comandadas por un personaje de dudosa calidad moral, y mas tratándose de un tesoro. “En ese tiempo el jefe policiaco era el comandante Donato Mesa, ese era corrupto, a él lo mataron, balaceado”.

Y sobre las joyas, que “jura” no haber visto jamás, dijo: “Las pocas que existen son las que están ahí en el Baluarte, no apareció gran cosa de las alhajas. De los lingotes no sé lo que pasó porque en aquellos tiempos, con los jefes policiacos que estaban no se sabe”.

Si desapareció parte del tesoro de uno forma u otra, lo cierto es que los únicos que lo pagaron son el autor del hallazgo y el joyero. Por lo pronto, Raúl Huerta vive cerca de la Playa Norte, donde también tiene una palapa que atiende su esposa Magdalena rodeada de hijos (siete) y varios niños. El nombre del negocio es “las Joyas del Pescador”.

Doña Magdalena se encontraba atendiendo la poca clientela que había y a ratos miraba el partido de futbol playero donde participaba uno de sus hijos, también pescador, también buzo. A ella no le da pesar hablar sobre el tesoro que tuvo su familia hace mas de 30 años, pero advierte que a su marido sí, por ciertas informaciones que fueron publicadas en la televisión sobre el tema en donde “dijeron cosas que no eran”. El pescador estaba trabajando en el mar en ese momento, no tardaba. Llegó a la playa con la cosecha justo en el medio tiempo del partido, sus hijos rodearon la lancha para ayudarle a sacar los pescados y las herramientas de pesca. Después el árbitro llamó a los jugadores a continuar con el partido.

Doña Magdalena, siempre con su sonrisa, pidió hablar antes con su marido, a ver si se animaba a declarar algo. Habría que dejar la plática para el día siguiente. Fue imposible, es notorio que Raúl Hurtado quiere enterrar el tema y se negó rotundamente a hablar de él. “De veras, ya no quiero problemas, gracias, pero disculpen, ya no quiero problemas”.

Delgado, amable y con la típica cara curtida por el sol y dibujada por ampliar líneas de expresión, pidió disculpas y se despidió con su mano derecha llena de pintura azul. El es pintor cada vez que tiene oportunidad, el resto de su tiempo lo dedica a pescar, como siempre. El pescador se retiró a la parte trasera de la palapa.

Según declaró Raúl Hurtado en la última entrevista concedida a Imagen, no conoce el motivo de su segunda detención, cuando pasó 11 meses en la cárcel. “Tengo entendido que el joyero había pedido la devolución de las piezas, como a él no lo agarraron y yo estaba trabajando, me detuvieron y tuve que purgar la pena”, declaró en aquella ocasión. Su proceso fue llevado hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hasta que finalmente fue absuelto de cualquier cargo.

Desde su postura, la de un pescador que sale al mar cada mañana a buscar el sustento de su familia para ese día, asegura que el tener en las manos un valor encontrado bajo del mar, no suponía la causa de un delito cometido en contra de la nación: “No tenía conocimiento de si estaba cometiendo algún delito, o si me iban a meter a la cárcel porque tomé ese tesoro”, aseguró don Raúl Hurtado.

Después recibió algunos apoyos, una lancha, por ejemplo, y hace poco tiempo recibieron material para construir su casa por parte de la diputada Carolina Gudiño, pero sólo eso, la familia Hurtado vive “al día”, de la pesca y trabajos temporales.

“Después a raíz de eso fue que a él lo ayudó el gobierno, pero sí, de que están fregados, están fregados, porque hubo un tiempo en que era pulpero el hombre, después de haber tenido todo, se quedó sin nada. Aquí desafortunadamente todo eso era de la nación por eso lo aprehendieron y luego otra vez pero no se sabe el motivo. Pero a raíz de eso el sigue siendo pescador”, comenta Miguel Campoamor.

El Campechano no convivía con demasiado Raúl Hurtado, no mas allá de saludarse y verse seguido por su trabajo, porque ambos eran pescadores. Él ya no se dedica a la pesca, un oficio que, igual que El Pescador, ejerció durante toda su vida. No puede señalar una fecha exacta del hallazgo, pero sí recuerda ciertas cosas, como una conversación sobre el momento en que aparecieron las alhajas: “Fue en Punta Valiente donde encontraron ese tesoro, según él dice que cuando estaba pulpeando vio que brillaba y metió el gancho y ahí estaban los lingotes, todo regado y amontonado todo, ahí fue donde empezó a escarbar y a mover”.
¿Más tesoros?

Con base en su experiencia, el Campechano considera que la historia de Las Joyas del Pescador podría ser sólo la punta del iceberg, pues ha habido “varios hundimientos” que los pescadores-buzos han constatado en lugares cercanos a la costa del Puerto de Veracruz y en otros no tan cercanos.

“Es como aquí, hay un lugar frente a lo que se llama Monte Negro, hay varios hundimientos, se supone que son unos galeones, están en un lugar que se llama La Diabla. Allá hemos ido a bucear y se ve que es un galeón, nada más que está virado. Para entrar ahí hay que descolgarlo primero. Pero hay muchos naufragios ahí, hay muchos hundimientos”.

Es posible que el caso del pescador Raúl Hurtado sirva para que otros pongan sus barbas a remojar. Porque lo que dice Miguel Campoamor podría dar pie a nuevos hallazgos, incluso, se refirió a uno del que prefirió no dar mas detalles, “no vaya a ser…”

“Por allá en un lugar que se llama Villa Rica, delante de Laguna Verde, ahí también hubo unos individuos que también sacaron joyas, eso porque un amigo me comentó eso pero no te sabría decir…mejor no decimos quién, no vaya a ser que después haya problemas. Fue allá en Villa Rica, frente al cerro del Metate, que es una zona arqueológica que está casi frente al mar”.

El Pescador no ha ido al Baluarte de Santiago a admirar la exposición, para hacerlo tendría que pagar 39 pesos.

Las Joyas, que se exhiben en el Baluarte de Santiago ya recorrieron la Unión Europea y fueron llevadas a Monterrey antes de colocarlas donde se encuentran hoy en día.

Roberto García Moll, ex director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) declaró sobre el tesoro: “Las joyas son, por una parte, testimonio claro de envíos realizados a la corona en las naves que partían del Puerto de Veracruz con rumbo al Viejo Continente, pero fundamentalmente nos indican el desarrollo de las técnicas de producción aplicadas a la fundición de metales y el depurado arte de los orfebres en el México prehispánico”.

El tesoro contiene un escudo de guerra, “chimalli” que es la pieza más representativa, barras y pendientes de oro. La manufactura de las joyas es similar a la Tumba 7 de Monte Albán, en Oaxaca.

Las Joyas pertenecen a la cultura Mixteca, esto se deduce porque están trabajadas con las mismas técnicas. Se utilizaban moldes de carbón con los que se diseñaban y creaban elementos para fundir metales preciosos.